Shooz y Sox habían vivido juntos desde que eran gatitos recién nacidos. Shooz era blanco con patas negras y Sox era negro con patas blancas. Siempre estaban juntos, eran tan cercanos como un par de zapatos y calcetines.
Vivían en un departamento en el segundo piso de una gran casa blanca con una amable joven. Todas las mañanas, cuando la joven se iba al trabajo, Shooz y Sox la miraban desde la ventana.
Una mañana, mientras se preparaba para irse, Shooz dijo: “por más cómodo y deseable que sea nuestro hogar, me gustaría disfrutar de una estancia en el mundo exterior”.
“Sí, a mí también” respondió Sox. "Sería muy divertido explorar los alrededores".
Así es como Shooz y Sox se hablaban todo el tiempo. Se entendían perfectamente, por supuesto, pero la joven no podía entendía ni una palabra.
Shooz y Sox nunca habían estado afuera. Cada vez que intentaban salir, la joven los enviaba de regreso al apartamento. Shooz y Sox intentaron salir por la puerta abierta, pero la joven los empujó suavemente hacia atrás: “es demasiado peligroso afuera, deben quedarse aquí.”
Shooz y Sox corrieron hacia la gran ventana que daba a la calle. Shooz saltó sobre su cojín negro y Sox saltó sobre el suyo de color blanco. Ambos vieron a la joven subirse a su auto y mucharse. Afuera, se veía emocionante e interesante. Había árboles y pájaros, personas y coches, perros y flores, e incluso otros gatos.
Pronto hubo un llamado a la puerta. "Hola," llamó una voz “es el encargado. Estoy aquí para reparar el grifo que gotea.”
Luego se abrió la puerta y un hombre que llevaba una caja de herramientas entró en la cocina.
Shooz y Sox se miraron y ambos salieron corriendo por la puerta abierta. Bajaron a la carrera por las escaleras hasta la puerta exterior, pero estaba cerrada. Así que esperaron y esperaron y esperaron. Justo cuando estaban a punto de regresar al apartamento, el encargado bajó por las escaleras.
"¿De dónde vinieron ustedes dos gatos?" preguntó mientras abría la puerta y los dejaba salir.
Shooz y Sox simplemente corrieron. Nunca antes habían tenido tanto espacio para correr. Cruzaron la calle corriendo y un coche que pasaba los esquivó por poco.