¡DO-DEE-DO! Sonaron las trompetas. La princesa Pavlova había llegado a su nuevo castillo.
Duffy el dinosaurio asomó la nariz desde su pozo de barro. “¡Por fin, un nuevo vecino! ¡Espero que podamos ser amigos!"
La princesa Pavlova miró desde lo alto de su torre en dirección a Duffy. “Hmm… se le ve amigable. Con tanta mudanza, realmente me vendría bien un nuevo amigo.”
El lunes, Pavlova decidió invitar a Duffy a una fiesta de té. Pero él no tenía los modales apropiados para una fiesta del té.
"¡MÁS TÉ!" gritó Duffy.
Luego, rompió la taza de té favorita de Pavlova, ¡CRASH! Y pisó su tren, ¡CLONC! Y ensució su tarro de azúcar: ¡TRINCH! Pavlova lo desaprobó firmemente.
El martes, Duffy invitó a Pavlova a jugar en su foso de barro. Pero ella tenía unos modales atroces para el foso de barro.
“Juguemos a limpiar el foso de barro” dijo Pavlova.
Luego, perdió el auto de carreras favorito de Duffy en el barro: ¡SQUISH! Y pintó todas sus rocas color rosa, ¡SWISH! Y le cantó una ópera a su venus atrapamoscas: ¡Mi Mi Mi! Duffy estaba terriblemente enojado.
El miércoles, Pavlova y Duffy decidieron que probablemente era mejor encontrarse en algún punto intermedio.
“Las cosas irán mejor en el parque” dijo Pavlova.
“Yo también lo creo” dijo Duffy.
Esta vez las cosas empezaron bien. Duffy empujó a Pavlova en el columpio. Luego Pavlova dejó que Duffy fuera primero en el tobogán. Se decían 'por favor' y 'gracias' y se daban los cinco.
Para la hora del almuerzo, las cosas iban tan bien que decidieron darse una sorpresa especial.
Pavlova cubrió el bocadillo de pterodáctilo de Duffy con glaseado rosa y chispas de arcoíris.
“¡Puaj! ¡Mi almuerzo está ARRUINADO!” dijo Duffy.
Duffy mezcló slime verde y moscas en la ensalada de Pavlova.
"¡No puedo comer ESTO!" dijo Pavlova.
"Grr... ¡El día en el parque ha t-ter-terminado!" gritó Duffy.
"¡Estoy totalmente de acuerdo!" repitió Pavlova.
Y ambos abandonaron el parque enfadados.