Rudy se dejó caer sobre el duro banco de la escuela.
“Bienvenidos de nuevo, estudiantes, a la Clase de Arte Para Magos Principiantes.” Una sonrisa se dibujó en el arrugado rostro del profesor Bumbles. Rudy había oído rumores de que el profesor Bumbles era el profesor más viejo de la Academia Merlin. Él tendría más de quinientos años.
“Hoy, estudiantes, terminaremos de dibujar nuestros dragones para el concurso de arte de la escuela”.
¿Por qué la escuela no podía tener un concurso de la Desaparición Más Rápida o unas Olimpiadas Mágicas? Rudy podría tener la oportunidad de ganar uno de esos. El director Ghouligan siempre decía: "Los magos deben estar preparados en todas las áreas de su educación.” Rudy se hundió en su asiento. Él deseaba poder hacer su propio acto de desaparición ahora mismo.
"¿Tienes un pequeño problema?" preguntó el profesor Bumbles. Rudy asintió con la cabeza. Su dibujo parecía un sapo fofo.
“Si quieres quedarte unos minutos después de la clase de hoy, podemos trabajar juntos en tu dragón”, dijo el profesor Bumbles. Sonó el gong que anunciaba el fin de la clase. Rudy observó con tristeza cómo todos salían. Todos excepto él.
"Empecemos de nuevo.” El profesor Bumbles agitó su varita mágica. El dibujo de sapo desapareció. “Ahora cierra los ojos. Imagina tu propio dragón.”
Rudy cerró los ojos. “Todo lo que puedo ver es negro.”
"Inténtalo de nuevo", dijo el profesor Bumbles con un guiño.
Rudy respiró hondo y cerró los ojos. Pensó en los brillantes ojos de un dragón. En los dientes afilados de un dragón. En la humeante nariz de un dragón y en la cola llena de escamas de un dragón. “¡Vaya! ¡Ya lo veo!"
"Que bueno. Ahora mantén los ojos en tu dragón y deja que tus dedos hagan el dibujo.”
Rudy tocó el papel con su lápiz mágico. Se imaginó las garras puntiagudas de un dragón y las alas gigantescas de un dragón, y siguió dibujando con los dedos.
"Eso es todo", dijo el profesor Bumbles. “Tú sí puedes dibujar. ¡Maravilloso, Rudy!” el anciano profesor tropezó mientras aplaudía. Sus gafas cayeron al suelo, rotas.
Pero Rudy apenas y si notó el problema del profesor. Rudy observaba el papel con su boca abierta de par en par. Ahí estaba el mismo dragón que había imaginado en su mente, solo que ahora se encontraba en su papel. Rudolph Houdini Magus, el terrible estudiante de arte, ¡había dibujado un súper dragón!
"Oh, cielos", dijo el profesor Bumbles, hurgando en sus bolsillos. “Creo que tengo otro par de anteojos aquí en alguna parte. Y sé que tengo algo de pintura que puedes usar, Rudy. Está sobre mi escritorio... o tal vez en mi escritorio...”.
Rudy dejó de mala gana su increíble dibujo de dragón para ayudar a buscar la pintura. Tirando de uno de los pesados cajones inferiores, Rudy casi se cae cuando este se abrió con un crujido. “¡Ay!”
Lagartijas de color verde lima, ratones magenta e insectos con los colores del arcoíris se arrastraban entrando y saliendo de los botes de pintura entreabiertos. Cuando los coloridos bichos se arrastraron de vuelta a la pintura, ¡desaparecieron!
"¡Puaj!"