Había llovido todo el día. Las interminables gotas de lluvia comenzaron suavemente, pero luego se hicieron más y más fuertes hasta que parecía que había un ejército de tamborileros afuera de la ventana de Max. Luego se hizo el silencio. Los oídos de Max zumbaron con el silencio, y se enderezó en su asiento. Corrió a su ventana y miró hacia afuera. Las nubes grises se alejaban, el sol finalmente comenzaba a asomarse y descender en el horizonte. Un hermoso arco iris se arqueó en el cielo.
El arcoíris parecía tan cerca que a Max le picaban los dedos por tocarlo. Nadie nunca ha estado lo suficientemente cerca como para tocar un arcoíris, pero eso no significa que sea imposible. Max se puso las botas de agua grandes y flexibles en los pies, le llegaban hasta las rodillas. Abrió la puerta y miró hacia su patio trasero. El olor a lodo y flores entró flotando. Max salió por la puerta, bajó las escaleras y se dirigió hacia el arcoíris.
El barro debajo de los pies de Max era espeso y pegajoso, lo cual amenazaba con arrancarle las botas. Había charcos por todas partes que parecían gritar: "Max, ven y salta en mí.” Max estaba feliz de hacerlo, se estaba divirtiendo tanto que no vio el arcoíris que brotaba del suelo, justo en frente de él. De hecho, caminó directamente hacia el. ¡PUM!
"¡Ay!" Max se frotó la frente y luego jadeó. ¡Había encontrado el arcoíris! Max dio vueltas alrededor. La luz se filtraba de una manera que parecía moverse y temblar. Y, sin embargo, cuando Max extendió la mano para tocarlo, el arcoíris estaba bastante sólido. De hecho, se sentía tan fuerte como el cemento. Tras un examen más detenido, Max notó la escalera tallada en el misterioso arcoíris. Eran estrechas y apretadas, y parecían ser interminables.
Qué gracioso, pensó Max. Siempre pensé que un arco iris sería más como un tobogán. Max no sabía si alguna vez sería capaz de encontrar otro arco iris, así que decidió ver a dónde conducían los escalones. Dio un paso y luego otro, al principio con cuidado pero cada vez con más confianza. Pronto estuvo subiendo el arco iris de dos o tres escalones a la vez. Antes de darse cuenta, ya estaba muy por encima del suelo. No pudo evitar mirar hacia abajo. La vista hizo que se le retorciera el estómago y se le secara la boca. Su casa parecía una casita de muñecas y la gente, como los autos, parecían hormigas diminutas.
Max siguió subiendo. Al principio solo hubo silencio, luego susurros del viento y los pájaros. Luego, Max escuchó metal resonando, gritos y rugidos. Eso no sonaba bien. Las rodillas de Max le comenzaron a temblar. Los ruidos se hacían cada vez más fuertes y podía oír a gente gritando: “¡Retirada! ¡Retirada!"
"Eso es todo. Voy a regresar y bajar.” dijo Max. Pero justo cuando se estaba dando la vuelta, un caballo voló hacia él.
Era un hermoso caballo blanco con alas plateadas y ojos azules resplandecientes. Flotó en el aire justo frente a Max, relinchó y asintió con la cabeza en dirección a la conmoción. Max se quedó mirando fijamente por unos segundos antes de que el caballo relinchara y asintiera de nuevo.
Creo que quiere que lo monte, pensó Max.
Da un poco de miedo intentar montar un caballo volador estando tan alto en el cielo. Max extendió su brazo tanto como pudo. Sus dedos se estiraron y estiraron pero solo lograron rozar el borde del caballo. Max se inclinó un poco más y luego un poco más, pero perdió el equilibrio. Su pie resbaló y comenzó a caer hacia las casitas de muñecas y las personas pequeñas como hormigas. Afortunadamente, Max fue capaz de envolver sus dedos alrededor de la crin del caballo justo a tiempo. Pasó una pierna por encima del caballo, se colocó en la silla de cuero flexible y jaló de las riendas.
"¡Vamos!" gritó él. El caballo corrió hacia la conmoción. Mientras volaban hacia la parte superior del arcoíris, Max vio un castillo hecho de nubes blancas y esponjosas. Frente al castillo se encontraba la causa de todo el alboroto. Un
