Jetta Rose quería ser una princesa. Todos los días pasaba horas practicando sus movimientos de princesa. Ella era buena dando vueltas y deslizándose, pero su especialidad eran las reverencias. Incluso sabía cuántas veces debía pestañear cuando sonreía, cinco, para ser exactos.
Su armario contenía todo un vestuario de ropa, zapatos y accesorios de princesas. Vestidos con volados en color rosa, morado, azul y amarillo se alineaban en el perchero. Zapatos brillantes llenaban los estantes. Y una hermosa y brillante tiara descansaba sobre un cojín de satín blanco cuidadosamente guardado dentro de una caja. Ésta era la posesión más preciada de Jetta, y solo la usaba cuando atendía asuntos importantes de princesas: como tratar de convertir sapos en príncipes. Aún no había sido exitosa en esto, a pesar de que ya había besado a muchos sapos, seis, para ser exactos.
Un día, durante una práctica de princesas, su hermana mayor Jordan Violet entró de un salto en su habitación. “¿Qué princesa estás practicando el día de hoy?”.
Jetta Rose se detuvo en medio de un giro. “Soy Cenicienta” dijo, haciendo su mejor reverencia.
Jordan Violet dio una mirada al vestido de satín azul y a las zapatillas plateadas de su hermana. “Tú no puedes ser Cenicienta. Ella solo usa una zapatilla”.
Jetta Rose miró hacia sus pies y frunció el ceño, después se quitó una de sus zapatillas plateadas. “Perfecto. Ahora soy Cenicienta”, dijo con una sonrisa. Luego, fue a su armario y cuidadosamente levantó la tiara del cojín de satín. La colocó sobre su cabeza. Ser Cenicienta calificaba como un asunto importante de princesas.
El resto del día usó un solo zapato. Los dedos de sus pies se enfriaron un poco y la planta de su pie descalzo se ensució mucho. Usar un solo zapato hizo que sus piernas estuvieran desequilibradas. Tropezaba cada vez que trataba de dar giros o deslizarse, perdía el equilibrio al hacer una reverencia haciendo que su tiara se cayera muchas veces, siete, para ser exactos.
“Ya no quiero ser Cenicienta” dijo, quitándose la zapatilla plateada. Esa noche volvió a guardar su ropa de princesa en su armario y con cuidado dejó nuevamente la tiara en el cojín de satín.
A la mañana siguiente, Jetta Rose se puso un vestido de seda morada y zapatos dorados. Inmediatamente después del desayuno comenzó sus prácticas de princesa.
Jordan Violet entró a su habitación brincando. “¿Pensé que eras Cenicienta?” dijo.
“Eso fue ayer. Hoy, soy Rapunzel”, dijo Jetta Rose, haciendo su mejor reverencia.
Su hermana miró el oscuro cabello castaño de Jetta Rose. “Tú no puedes ser Rapunzel. Ella tiene el cabello largo y dorado que llega hasta el suelo”.
Jetta Rose miró su reflejo en el espejo y frunció el ceño, luego tomó el listón amarillo de uno de los vestidos en su armario. Lo puso en su cabello. “Perfecto. Ahora soy Rapunzel”, dijo con una sonrisa. Cuidadosamente levantó la tiara del cojín de satín y la colocó sobre su cabeza. Ser Rapunzel era definitivamente un asunto importante de princesas.
El resto del día, ella usó el listón en su cabello. Llegaba hasta tocar el suelo. En una oportunidad se quedó atascado en la puerta. A la hora del almuerzo, se quedó atrapado